21.11.11

"Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio" - Steven Spielberg. 2011.



Nunca he llegado a ser muy fan de Hergé; mi corazón ha sido siempre muy de Ibáñez desde niño. Aún así, y sobre todo con la experiencia que da la edad (chorracomentario gratuito del día), he podido ir dándome cuenta de la importancia que tiene el cómic del belga en cuanto a la narrativa de aventuras; un protagonista que tiene que resolver un misterio envuelto en las brumas del tiempo, enfrentándose tanto a las dificultades que entraña un viaje de esas características como a villanos varios que también andan detrás de lo que ellos suelen entender como un fabuloso tesoro. Todo ello aderezado por un plantel de secundarios que rodean la aventura de gags cómicos, pero articulando la historia en torno a momentos de suspense dramático que consiguen enganchar al lector.

No hay que darle muchas vueltas para ver que ese es el esquema de un cierto tipo de cine de aventuras, con la saga de Indiana Jones como ejemplo claro clarísimo (quitando la última, que como película no está mal, pero que hay que tener los huevos cuadrados para situarla junto a las tres anteriores). Así que, como el marketing también se encargaba de recorda, ir a ver esta "Tintín: el secreto del Unicornio" era algo obligatorio teniendo en cuenta lo que podía salir tras juntar a dos personas como Spielberg y Hergé en el mismo proyecto.

El problema de estas cosas son las expectativas. Y no por el marketing de la película. Si no porque en nuestro interior confiemos en que cuando los grandes talentos se unen tiene que salir algo grandísimo.

"Tintín" se ve bien. No hay que engañarse, es un cine de aventuras basado en una historieta que se publicó hace 70 años. Así que si se respeta la obra, bueno, el lenguaje narrativo es distinto. Me explico: queda un poco raro que Tintín hable todo el rato. Vale que le habla a Milú, o a otros. Pero el hecho de que llegue a sus conclusiones en voz alta todo el tiempo, puede parecer un poco ridículo. Sin embargo, reitero: Tintín era así. Y es cine para todos los públicos. De hecho, a pesar de lo infantil que resulte a veces la cinta, a veces sorprende por ciertos diálogos (contados con los dedos de una mano, eso sí) que son para gente con pelo en los entrebajos.

El apartado visual y sonoro sí, es magnífico (John Williams). Las escenas acostumbran a ser espectaculares, con un diseño que se nota muy cuidado y que tiene la intención de no dar ni un respiro, sobre todo en las escenas de acción. La falta grave que tiene este apartado es por culpa de las moderneces del 3D. Y es que vale, yo me la vi en 2D, que la economía no está para lujos; y se notaba a lo bestia la abundancia de planos rollo "cosas que se acercan a la pantalla a lo bestia". Y el problema no es que lo hagan, si no que se note que son totalmente gratuitos. Que su única intención es sorprender deforma fácil. Y teniendo al señor S. entre bambalinas, pues no vale.

De todas maneras, tiene algunas escenas que destacan. La parte del barco a mi me chifló de mala manera, por lo espectacular que resultaba. Pero también es verdad que yo soy de impresión fácil. Juzgad vosotros mismos, aunque tampoco es que me engañe. No creo que vayáis ninguno a no ser que tengáis críos o os hayáis enamorado de Milú en vuesta infancia. O seáis amantes del cine, por supuesto.

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