22.3.12

Otra visión de la crisis



Prácticamente corto y pego una conversación en autobús:

Una amiga - Pero ya... la gente cuando se jubila? A los sesenta y tantos?...

Otra amiga - A los sesenta y siete. Mi madre lo está deseando con todas sus fuerzas pero vaya, aún le queda un trecho..

Una amiga - Buf.. a los sesenta y siete tío. 

Otra amiga - Te jubilas ya con nietos y todo.

Yo - Bueno. Al menos ahora se vive algo más que antes.

Una amiga - Y oye, no está tan mal. Nosotros así estaremos trabajando 20 o 30 años como mucho.

Yo - Ostia. Sólo 20 años trabajando. No lo había pensado.

Otra amiga - Vista así, la crisis tiene su punto y todo.

Pues eso.

15.3.12

'L. A. Noire' - Team Bondi. 2011.

Esto es algo que tenía pendiente. El cine, como toda arte que se precie de llegar a serlo, no se queda en su sitio.

Lo sé, lo sé. Antes sólo había críticas de cine y parecía que iba a seguir siendo así.

O no. La verdad es que sigo sin tener claro la evolución de este blog.

Pero bueno, tampoco hay que cerrarse puertas. Ni que cobrara.

Allá voy.


Pensando que videojuego sería acertado empezar analizando, coincidía en que tenía que ser uno relativamente reciente y que me hubiera entusiasmado, para no arriesgarme a no pifiarla en exceso con cosas como por ejemplo, usar 'pifiar' en un post. Con suerte además, coincidió que dicho juego cumplía además otro requisito que viene de perlas para que actúe como post-puente:

Es un juego que respira película y transpira fotogramas.


Desarrollado por Team Bondi bajo la batuta de Rockstar Games, podríamos definir L. A. Noire como una aventura gráfica enmarcada en un sandbox de acción, un concepto ya novedoso de por sí por lo extraño de su mecánica. No es de extrañar la polémica que existió en su lanzamiento, con cientos de clientes insatisfechos ante lo que ellos creían que tenían entre manos: un GTA en los Ángeles de la década de los 40.

Si bien es cierto que lo parece en un principio, eso no es más que la dermis más superficial del juego. Encarnados en el novato Cole Phelps, nuestro objetivo será simple y llanamente el de mantener la seguridad de la incipiente ciudad atrapando criminales y resolviendo crímenes. Rápidamente, el peso del juego recae sobre estas investigaciones más serias y complicadas que vertebran la trama principal, dejando como misiones secundarias a completar el acto patrullar la ciudad en busca de delincuentes y crímenes más 'espontáneos'.


La recreación histórica es impresionante e inmersiva: Los Ángeles está retratado palmo por palmo, y se nota la investigación realizada para hacer creíble tanto la ciudad como sus habitantes. La calidad gráfica y sonora del juego no es impresionante tanto por su excelencia técnica como por la minuciosidad y la atención al detalle que se pone en cualquier apartado. Aún tengo grabado el sonido de las pisadas de Phelps en la comisaría.

La mecánica de las investigaciones corresponden a los de una aventura gráfica donde primará la intensidad con que recorramos las escenas de los crímenes y encontremos pruebas, pero mezclados tanto con momentos de acción al más puro estilo GTA como con sorprendentes diálogos en los que de deberemos sacar a relucir la verdad gracias a las pistas y a las respuestas y reacciones de los personajes con los que nos encontremos. 

La tecnología empleada por Team Bondi para captar las reacciones de las decenas de actores que han puesto su talento al servicio del juego cobra todo su sentido en estos interrogatorios, pero a pesar de que pueda parecer sencillo distinguir que le pasa por la cabeza a cada personaje se agradece que se vuelva una tarea complicada en muchas ocasiones. Resulta, digamos, realista, equivocarte.


Con todo ello, lo verdaderamente remarcable y que enamora del juego en todo momento es el gran homenaje al cine negro del que hace gala. La historia del agente Cole Phelps parece al comienzo simple y los flashbacks que podemos encontrar en los periódicos no hacen más que complicar la trama en sus inicios. Sin embargo, a medida que avanzamos en los casos vamos siendo conscientes del pasado de Phelps y su relación tanto con el resto de personajes como con sí mismo.

Es una historia de género con todos los requisitos: gángsters, instituciones corrompidas por el poder y la burocracia, un pasado tortuoso, femme fatale, una trama criminal tan enrevesada como sorprendente, el retrato sin tapujos de una ciudad a mediados de siglo, secundarios carismáticos con peso en la trama, jazz, y un antihéroe de moral discutible que no puede caer más bajo.

La historia atrapa de fin a fin. Cada pizca de información que se nos suministra va cobrando sentido hasta llegar a un final sorprendente y demoledor, totalmente acorde al cine negro.

Es curioso ver como el buen cine ya no está solo en las salas.