Tengo un poco de tiempo antes de que venga toda la peña y tengamos que salir a esa americanada mundial conocida como Halloween, y como hace un follón que no escribo nada, os voy a meter unos cuantos fragmentos que me gustan pillados de varias partes. Así reutilizo lo que ya tengo escrito, vosotros tenéis algo que leer, y yo solamente copio y pego y quedo tan guay.
Que las disfrutéis cabrones:
"The Sandman" (Dream, Volumen 1) - Neil Gaiman. 1988-1996.
Sueño - Y VOSOTROS, que os llamáis coleccionistas.
Sueño - Hasta ahora, habéis protagonizado fantasías en los que sois los héroes maltratados de vuestras historias.
Sueño - Ensoñaciones reconfortantes donde, al final, resulta que tenéis razón.
Sueño - Nunca más.
Sueño - Para vosotros, el sueño ha terminado. Me lo he llevado.
Sueño - Pues esta es mi sentencia: sabréis lo que sois siempre y en todo momento. Y sabréis lo POCO que eso significa.
"The world according to Garp" - John Irving. 1978.
Un día, en la sala de lucha libre, Garp se sentó junto a Helen. El no ignoraba que tenía un grano en el cuello y que sudaba copiosamente. Las gafas de Helen estaban tan empañadas que Garp dudó de que pudiera leer.
- Lees mucho - le comentó.
- No tanto como tu madre - respondió Helen sin mirarle.
Dos meses mas tarde, Garp dijo a Helen:
- Te estropearás los ojos si sigues leyendo en un lugar tan caluroso como éste.
Helen le miró, esta vez a través de los cristales nítidos, que agrandaban sus ojos de manera sorprendente.
- Ya los tengo estropeados. "Nací" con los ojos estropeados.
Pero a Garp le parecían unos ojos hermosos, tanto que no supo qué decirle.
"The world according to Garp" - John Irving (2). 1978.
La caja con tres condones anidaba incómodamente en su bolsillo, con las gomas enroscadas como víboras.
En el mohoso apartamento de Cindy, sólo usó una de ellas. Descubrió sorprendido que se habían retirado todos los muebles; reunieron las abultadas maletas de Cindy e improvisaron un incómodo lecho. Garp se cuidó de no permanecer un segundo más de lo necesario para que Helen no pensara que había pasado demasiado tiempo incluso para una despedida "literaria".
Un espeso arroyo atravesaba los terrenos de la escuela y Garp arrojó furtivamente los dos profilácticos restantes a través de la ventanilla del coche en marcha... imaginando que un alerta guardián del campus podía haberle visto y ya estaba revolviendo el lecho del arroyo para recuperar las pruebas: dos gomas que no habían sido arrastradas por la corriente. La prueba que conduce al criminal.
Pero nadie le vio, nadie le descubrió. Ni siquiera Helen -que ya dormía- percibiría el olor peculiar del sexo: a fin de cuentas, horas antes, él lo había adquirido legítimamente. Aun así, Garp se duchó y se metió limpiamente en su segura cama, se acurrucó contra Helen, que murmuró alguna palabra afectuosa e instintivamente cubrió la cadera de Garp con su largo muslo. Como él no respondió, apretó sus nalgas contra él. A Garp le ardía la garganta con la confianza de Helen y por su amor por ella. Palpó amorosamente la leve hinchazón de su embarazo.
Duncan era un niño sano e inteligente. La primera novela de Garp, al menos, había hecho de él lo que él decía que quería ser. La lujuria todavía complicaba la joven vida de Garp, pero tenía la suerte de que su mujer le deseara, lo mismo que él a ella. Ahora un segundo hijo entraría a formar parte de su cuidadosa y ordenada aventura. Volvió a palpar ansioso el vientre de Helen, en espera de una patada, de una señal de vida. Aunque coincidía con ella en que sería hermoso tener una niña, Garp abrigaba la esperanza de que fuera otro varón.
Se preguntó por qué. Recordó la chica del parque, su imagen de Ellen James sin lengua, las difíciles decisiones de su propia madre. Sintió la dicha de vivir con Helen; ella tenía sus propias ambiciones y él no podía dominarla con las suyas. Pero recordó a las prostitutas de la Kärntnerstrasse y a Cushie Percy (que moriría en su primer y único parto). Y ahora -su aroma todavía en su cuerpo, o al menos en su mente, aunque se había bañado- , la saqueada Huesos de Pichón. Cindy había gemido bajo su cuerpo, con la espalda apoyada en una maleta. Una vena azul latía en sus sienes, las sienes translúcidas de una niña de piel pálida. Y aunque Cindy todavía tenía lengua, había sido "incapaz" de hablarle cuando la dejó.
Garp no quería una hija a causa de los hombres. A causa de los hombres "malos", sin duda alguna; pero incluso, pensó, a causa de los hombres como "yo".
Soldados de Salamina - Javier Cercas. 2001.
-Creí que eras nacionalista.
Aguirre dejó de comer.
-Yo no soy nacionalista -dijo-. Soy independentista.
-¿Y qué diferencia hay entre las dos cosas?
-El nacionalismo es una ideología -explicó, endureciendo un poco la voz, como si le molestara tener que aclarar lo obvio-. Nefasta a mi juicio. El independentismo es sólo una posibilidad. Como es una creencia, y sobre las creencias no se discute, sobre el nacionalismo no se puede discutir; sobre el independentismo sí. A usted le puede parecer razonable o no. A mí me lo parece.
No pude soportarlo más.
-Preferiría que me llamases de tú.
-Perdona -dijo: sonrió y continuó comiendo-. A las personas mayores estoy acostumbrado a tratarlas de usted.La segunda parte muy pronto. Que tengo más, y era por no saturaros hombre.