11.10.11

Lo que se saca mirando con intensidad un par de lasagnas

Hoy me he quedado a comer en la facultad. Y sí, ya lo sé, nadie debería quedarse a comer nunca en el comedor de la facultad. Entendedme: la comida es barata, te atienden como a una persona humana, y, vuelta a la comida, podría estar más vomitiva, honestamente. Pero quien haya comido más de un inocente par de veces al año en el comedor de la facultad sabe lo que digo.

Ahora voy a desviarme para pasar al tema de verdad. Me encontré con unas amigas que estudian allí, y como tenía media hora antes de que empezaran las clases, decidí aceptar la oferta de sentarme en su mesa. Saqué mi almuerzo: un melocotón por eso de comer sano y unos filipinos que me cedió mi buen amigo Sollomcqueen por eso de tener energia, y me senté en un extremo de la mesa, dedicándome a pensar en mis cosas mordisqueando el melocotón.

La cosa es, que al rato me aburrí de pensar en mis cosas, y como estas chiquillas estaban en piña en la mesa y parecía que no reparaban en mi decidí ponerme a escucharlas. No sé, pero mi lógica de medio día me decía que a lo mejor podía enterarme de algo interesante, emocionante, o misterioso, escuchando a un grupo de mujeres hablar de sus cosas sin una presencia masculina en medio de la conversación.

Menuda idiotez, estaréis pensando, porque yo estaba en la misma mesa. Vuelvo a recalcar que esto es un puto blog de gilipolleces varias, y que si buscáis hechos reveladores y significados profundos de la naturaleza humana, leáis a Chomsky, Irving, o estudiéis física.

Y sí. Tener una lógica distinta dependiendo del momento del día es lo que tiene: creerte con toda la razón del mundo y a la media hora darte cuenta de que has hecho el gilipollas.

El caso es que me puse a escucharlas con toda mi ilusión y regodeándome por ser un observador de la naturaleza humana tan bueno. ¿Que de que hablaron?

Para empezar, no tengo un oído fino, así que me enteré de la mitad. Estos son los temas que creo haber escuchado:

1) Que bueno estaba el hojaldre de una.

2) Que montón de lasagna tenemos para comernos entre todas.

3) Restante blablablá acerca de ropa, que honestamente, ni entiendo ni me interesa.

Y ya está. Eso fue lo que presencié. Mientras me iba y me despedía porque empezaba mi clase y empezaban a decirme que si era alguna especie de maniático de la limpieza, pensaba en mi en absoluto productiva investigación acerca de la naturaleza humana. Que sin interés y que patético que era todo.

Y bueno, la cosa es que sí. Volví a mi vieja conclusión, algo pobre y tarde, seguramente, de que todo es mucho más patético y aburrido de lo que nos imaginamos. Realmente, todo de alguna manera es, de serie, así de falto de interés. Lo cual no es malo, porque saber eso te permite esperar un poco mejor lo que te puede dar la maldita vida, y que es lo que puedes hacer tu para que no sea así.

Porque, creo que se puede admitir, estamos rodeados de momentos en nuestras vidas en los que no actuamos como pensamos que deberíamos hacerlo. Pero la cosa es que no es tan grave. No estamos hechos para seguir un camino de perfección, porque el resto del universo tampoco lo está.

Lo que puedes intentar es comprender, seguir adelante, y reírte de ti mismo cuando sea posible, que alarga la vida y a no ser que tengas especial mala suerte, seguro que te hace más atractivo.

Y eso es lo que pensé en el camino a mi clase de inglés, tras mirar fijamente un par de lasagnas.

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